Nosotros decimos: "Gracias por lo que tiene", cuando no podemos decir "Te amo". Decimos: "No tengo nada más para vivir" cuando queremos ser disuadido él. Decimos: "Hace frío", cuando necesitamos el toque de alguien. Nosotros decimos: "Yo soy de que no tienes nada más", cuando no podemos conseguir lo que queremos. Nosotros decimos: "Yo no coger el teléfono porque estaba ocupado", cuando nos avergonzamos de admitir que escuchar esta voz ya no nos da alegría. Nosotros decimos: "Yo no sirvo para nadie", cuando no necesitamos realmente una sola persona. Nosotros decimos: "Yo puedo manejar", cuando avergonzado de pedir ayuda. Decimos: "Eres un buen amigo, " cuando nos olvidamos de añadir "… pero usted no tiene que ser algo más." Nosotros decimos: "Esto es - no es el punto", cuando sabemos que no tenemos más remedio que aceptar. Decimos: "Confío en que" cuando tenemos miedo de que nos hemos convertido en un juguete. Decimos, "Forever", cuando no queremos mirar el reloj. Nosotros decimos: "Yo estuve allí" cuando no podemos encontrar una justificación. Tenemos mucho que decir que cuando el lenguaje sigue siendo gastados tres últimas palabras, apretó los labios, mirando al suelo en silencio…